Caminata sobre brasas

Apenas había oído hablar de las caminatas sobre brasas pero siempre lo había relacionado con temas de circo o faquires. Todo empezó como empiezan casi todas las cosas: por una pequeña casualidad. Corría el año 2007 y hacía unos meses que me sentía algo agobiada por el ritmo de trabajo y la falta de ocuparme de mi ser interior. Entonces, una tarde le comenté a una amiga cuál era mi estado y lo mucho que añoraba vivir un taller de desarrollo personal como participante y no como coach. Parece que tal y como mis palabras salían de mi boca, el mundo me preparaba la maravillosa oportunidad de conocer las caminatas sobre brasas.


El caso es que en menos de diez días ya me encontraba en Madrid con la maleta hecha y mi compromiso a participar en dicho taller, pese a que durante el camino se dieron todas las dificultades para no llegar a buen puerto. Aun así, era tan grande la ilusión y las ganas de saber más sobre el tema, que llegué.


Conocí a mucha gente de diferentes lugares, edades, razas e idiomas pero todos estábamos con propósitos similares. Durante todo el fin de semana sentí que me reconectaba tanto con las personas de mi alrededor como con la naturaleza y con mi esencia. Nos prepararon muy bien para llegar a la caminata: hicimos ejercicios, debates, nos informaron en todo momento de cómo serían las brasas. Aproveché cada momento, cada circunstancia y cada instante para vivirlo al 100%. Me tiré al vacío por completo antes incluso de iniciar la fogata y descubrí grandes cosas:

  • Descubrí lo que es apostar por mí misma sin temor al qué dirán o a lo que los demás puedan pensar.
  • Descubrí que si realmente estoy enfocada y con una meta clara puedo hacer cosas que ni me imaginaba.
  • Descubrí que cada instante es valiosísimo y es especial si así lo elijo.
  • Descubrí que tener poder personal no es nada malo, es saberlo usar, nada más.
  • Descubrí que aunque a veces me duela sé decir NO.
  • Descubrí el valor de tomar un riesgo aun cuando parece totalmente descabellado.
  • Descubrí que a veces es más la idea que tengo en mi mente lo que me frena que la propia realidad.

¡Me descubrí rodeada de amor, alegría y vitalidad!


Todas son cosas que ya se me habían presentado antes, pero ese fin de semana fue tan revelador, tan físico, tan profundo, que la verdad es que me impulsó de una manera inesperada.
Dicen que ser el primero en abrir el fuego, es decir, caminar sobre las brasas, tiene algo especial. Que la energía que hay es muy potente y te envuelve por completo. Lo importante para mí es que por primera vez en mucho tiempo no seguía los pasos de nadie. Me daba el permiso de ser la primera sin sentirme mal por ello, sin pensar si a alguien le sentaría mal. Tan solo era mi espacio, algo único para darme la oportunidad de avanzar sola y segura de mi misma. Lo que más recuerdo son las palabras de aliento, de confianza, de ánimo. Fue maravilloso sentir a todos mis compañeros dándome fuerzas y apostando por mí.


Ese fue el inicio de este proyecto de www.taniacataldo.com, el inicio de mi auténtico liderazgo, el inicio a abrazar mi independencia sin sentir la soledad.


Después de esta experiencia, mi mayor aprendizaje es ver que realmente no hay meta inalcanzable. Creo que si he podido caminar sobre brasas sin quemarme y superar el miedo al fuego, las personas somos capaces de lo que queramos y mucho más. Quién tiene un qué, tiene un cómo.


Aquí os dejo mi propia experiencia en vídeo:


(ATENCIÓN: Este vídeo puede ser impactante para algunas sensibilidades)

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