
Ahora que llevo unos meses trabajando con mujeres poderosas para ayudarles a sacar la guerrera que llevan dentro, he sentido la necesidad de hablarte del enorme poder de la vulnerabilidad. Y… ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?, te preguntarás. Muchas veces confundimos vulnerabilidad con debilidad, con dependencia, con no ser autosuficiente… y lo vemos como una carga negativa que nos deja desprotegidos. Pero no siempre es así, la vulnerabilidad es poderosa, mágica y nos hace crecer.
En este artículo (que completa el directo de Instagram que hice hace unos días) te invito a descubrir los grandes beneficios de ser vulnerable y de cómo trabajando correctamente puedes lograr un gran crecimiento personal y un equilibrio contigo misma y con tu entorno. Así pues, ¿te animas a abrazar tu vulnerabilidad? Estas son las 4 grandes enseñanzas que yo ha aprendido a sacar de ella.
Comunicar la vulnerabilidad sin máscaras
El primer beneficio de la vulnerabilidad se puede encontrar a través de la capacidad de comunicarla a los demás. Y puedes pensar: “Hombre, si la gente sabe mis puntos débiles pueden hacerme daño” pero, plantéate: ¿qué pasa en ti cuando escondes tu vulnerabilidad? Cuando yo escondo mis sentimientos, cuando yo escondo lo que me está pasando empiezo a vivir con una máscara, con una postura rígida donde no me puedo permitir más que llevar esa máscara pegada. Y esa máscara puede ser de diferentes formas para cada situación. Puedes ocultar tu vulnerabilidad con una máscara de dureza, de indiferencia, de frialdad, de distancia… ¡hay infinitas!
El problema no es usar máscaras en forma de protección de vez en cuando sino acostumbrarse a usarlas para esconderse. Cuando tienes esa máscara tan pegada, te va a doler quitártela y vas a sentir miedo ante la incertidumbre de seguir sin ella.
Si te ocurre todo esto, hay algo que necesitas pararte a pensar: ¿Cuál es el origen de esa máscara y qué está protegiendo? ¿Cuándo y cómo has aprendido que mostrar la vulnerabilidad está mal? Quizás es desde ahí, desde donde tienes que comenzar a trabajar, desde esa creencia limitante que “te has inventado” y que no te deja lanzarte a comunicarte tal cual eres y sientes.
No tienes que hacerlo sola
En el segundo punto quiero profundizar en una de las consecuencias de ocultar la vulnerabilidad con máscaras (las que sean). Cuando vives a través de la máscara hay un cierto sentimiento de soledad y de aislamiento, de apartar a los demás de las cosas que te me pasan por dentro, de tus emociones reales… y este afán por esconderte inevitablemente te hará sentir lejos, desconectada de los demás. Además, te hace aún sumarte más presión y, al no atreverte a compartirlo o no saber cómo gestionarlo, te crees que estás en la obligación de solucionar las cosas sola. Pero ¿esto es real?
Tienes que ser consciente de que, por un lado, eres tú la que no comunicas o expresas lo que te está ocurriendo a los demás y, por otro, eres tú la que decides ponerte esta máscara y creértela.
Dejar el modo automático: No todo está siempre bien
El tercer punto nos lleva a poner sobre la mesa que si siempre ocultas tu vulnerabilidad te ves obligada a aparentar y mostrar que todo está bien. Esto le suele ocurrir a personas muy resolutivas, rápidas y con un alto grado de autoexigencia, que necesitan transmitir seguridad y firmeza.
Además, tenemos demasiadas respuestas rápidas interiorizadas. Nos preguntan “cómo estás” y la respuesta siempre es “bien”, incluso con personas cercanas con las que podríamos extendernos o quitarnos ese modo automático. No nos damos cuenta y es importante que seamos más conscientes a la hora de comunicar cómo estoy y dejar de hacer ver que todo está bien, ese positivismo vacío y esos arcoíris… No se trata de abrirse en canal a la primera de cambio pero sí reflexionar sobre ello y ofrecer unas respuestas más fieles a ti y ajustadas a la realidad de lo que estás sintiendo y viviendo en estos momentos. Lo resumo en una frase: Que lo que sientas, lo que piensas y lo que digas, esté un poquito más alineado, ¿sí?
Abrirse y conectar de corazón a corazón
Por último, el cuarto punto es para mí el que indica el beneficio más importante del poder de la vulnerabilidad: Comunicar tus sentimientos a los demás, te permite abrirte y dejar que entre la gente. Qué maravilloso regalo, ¿no?
Quizás en un primer momento te asuste pero verás que por poquito que empieces a mostrar tu interior, las personas que te rodean también se abrirán. Hay mucha necesidad de compartir, de conectar de corazón a corazón. Te invito a que lo pongas en práctica, es una gran forma de crecimiento y desde la vulnerabilidad se comparte tanto desde un lugar tan especial que tienes que experimentarlo.
Y entonces, ¿a qué esperas para conectar con tu vulnerabilidad? ¡No le des la espalda!
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